miércoles, 17 de noviembre de 2010

En el sereno ambiente el mar levanta
un himno que es eterno, de profundo;
y la belleza de la noche es tanta,
que parece que está soñando el mundo.

Hay una soledad ultraterrna,
como ha de haber al margen de la muerte;
y el alma ante una estrella se enajena,
cual mariposa ante la flor que advierte.

Sé nota que el silencio es una altura,
que somos un misterio penetrable.