miércoles, 31 de agosto de 2011

Enteramente te anhelo
inevitablemente, no te tengo.
Para siempre te pertenezco,
sos mi ruina, sos mi cielo.
Te esperé hasta el canto
del último pájaro,
la primavera te trajo
el otoño se llevó tu sudor,
memorizó mi rostro
y ampolló mi corazón.


Hasta que arda la Tierra
he de recordarte,
recordaré tu piel, tu voz,
tu cuerpo parte por parte.


Pero lo que nunca me diste
otro cuerpo me lo dará
y aunque ya no me recuerdes
cada noche,
nuestras historia sangrará.


Con el más profundo dolor
nunca mis palabras lloraron tanto.

 




By: F. Rabiosa